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3/6/11

El último vuelo del Discovery (STS-133)

Algunos me han hecho dos preguntas: ¿Q es un operador de Vuelo y que es lo que haces?  Lo chistoso de esto es que al intentar contestar ambas preguntas, las personas terminan más confundidas que antes y es que no es mi intención Cantinflear, pero al final de cuentas así parece.   Véase la caricatura, creo que lo que estoy por explicar en los siguientes párrafos será así (pienso explicar qué es un operador de vuelo en otra ocasión).


Hoy es el ultimo día que trabajo la misión del Discovery número 133, de hecho es el último vuelo del Discovery.   Aun faltan dos vuelos más del Endeavour y se termina la era del transbordador espacial.  En esta ocasión, tuve la gran oportunidad de planificar esta misión como Operador de Vuelo, específicamente como Planificador de Operaciones Espaciales, desde el acoplamiento del transbordador a la Estación Espacial Internacional (ISS) hasta su desacoplamiento.  Esta misión la planificamos un equipo de tres personas en Houston con nuestras contrapartes de las Agencias Espaciales Europea, Japonesa, Rusa y el Centro de Carga y Experimentos del Centro Espacial Marshall en Alabama; todo esto desde Septiembre del 2010.

Ya antes había trabajado varias misiones acopladas desde hace 6 años, planificando las actividades espaciales de la tripulación en tiempo real en una herramienta que llamamos OSTPV y mandando mensajes de ejecución usando otra herramienta que llamamos JEDI.  Sin embargo, esta misión número 133 es muy especial para mí porque dos compañeros y yo estuvimos a cargo de toda su planificación desde lo que llamamos “Planificación a Largo Plazo”, así que conocemos todos los por menores de esta al derecho y al revés. 

La planeación fue todo un trabajo de colaboración de más de un año; pero al aproximarse el mes antes del lanzamiento del transbordador, el conteo regresivo inicia y la Planificación a Plazo Largo se va afinando con más detalles.  Durante este periodo de tiempo, nos comunicamos por teleconferencia con todos nuestros colaboradores alrededor del mundo, se discuten los detalles de las actividades que hay que ejecutar cada día, y se realizan acuerdos.   Luego los Planificadores de Vuelo recopilamos todas las actividades que van a ser ejecutadas por la tripulación (provenientes de nuestros controladores de vuelo y de  los otros centros espaciales),  las implementamos en una herramienta que funciona como base de datos, las ponemos en una línea de tiempo, publicamos y mandamos el plan preliminar a las contrapartes, se hace una revisión por todos los participantes y el plan de ejecución se finaliza.  Una vez finalizada la linea de tiempo, se tiene una conferencia privada con los astronautas de la ISS en el espacio para repasarla.

¿Muy fácil suena todo esto no?  ¡Una línea de tiempo!  Ah, es como aventar un puñado de actividades y decirle a la base de datos que las acomode.  ¡Pues no!  Yo lo describiría como armar un rompecabezas de 10,000 piezas en el plazo de un mes.  Tenemos que tomar en cuenta si ciertos experimentos realizados por la tripulación van a causar vibración en la ISS, si necesitan usar energía eléctrica y como esta puede ser compartida sin perturbar otros aparatos que también la utilizan. Se tiene que tomar en cuenta si es de día o de noche (cada 90 minutos es de noche porque es lo que tarda la ISS en darle vuelta al mundo), etc.  No solo eso, sino que hay otras restricciones, como por ejemplo, la tripulación debe hacer ejercicio 2 veces al día por al menos dos horas y media, el ejercicio se puede realizar al menos una hora y media después de comer, y no se pueden realizar ciertos tipos de ejercicio cuando hay actividades robóticas o cuando uno de los astronautas está realizando una caminata espacial.  También hay que tomar en cuenta restricciones que se producen por causa de comandos de telemetría que son mandados desde la tierra al espacio por otros operadores que necesitan verificar sus sistemas en la ISS y cerciorarse de que estos no interfieran con otros comandos que son requeridos para otras actividades.  ¡Ah!  Y lo más importante, cuando la ISS tiene que cambiar de altitud y tiene que reacomodar su orientación, también causa muchas restricciones en lo que se puede agendar durante ese periodo de tiempo.   Y si les sigo contando sobre las miles de restricciones que hay, ¡necesitaría escribir una enciclopedia! Como dice el dicho, esto no es nada más de “Enchílame otra tortilla”. No es nada fácil hacer esto, tenemos que usar nuestras cabezas para lograr acomodar todo a la perfección. 

Pero la cosa no termina ahí, una vez que se finalizan los planes de ejecución, nos vamos a lo que llamamos Operaciones de Vuelo en “Tiempo Real” y entonces para hacerle una revisión a los planes de ejecución, las contrapartes y los operadores de vuelo tienen que solicitar que un cambio sea aprobado por medio de una PPCR (Solicitud de cambio al Proceso de Planificación).   Estas se usan para registrar todos los cambios de manera oficial y tienen que ser aprobados por el Director de Vuelo que se encuentra en Misión Control en turno.  Los datos satelitales para telemetría son actualizados, los planes de ejecución son revisados dos veces más antes de ser finalizados y aprobados por todos los operadores de vuelo y el director de vuelo. Finalmente, la línea de tiempo se manda al espacio para que al siguiente día, la tripulación de la ISS la ejecute con la ayuda del  OSTPV.  No cubrí todo lo que en realidad hacemos, solo les di un pedazo de lo esencial y ya con leerlo se me hace un libro.

  
Los detalles de la misión, no los voy a mencionar aquí, porque si lo buscan en el internet ahí podrán leer todo lo que se planificó.  Lo que si les puedo contar es que dos horas después de que fue lanzado el transbordador, tuve que entrar a trabajar un turno de 15 horas para finalizar y publicar la línea de tiempo de la misión del STS-133 y salimos hasta las 7:00 AM del otro día.  Y así todos los días por las noches durante la duración de esta misión y mientras la tripulación duerme en el espacio, nosotros estamos a mil por hora finalizando cada día el plan de ejecución del día siguiente para que esté listo para la tripulación de la ISS y del STS (transbordador).   Es una labor de mucha, pero mucha gente: somos decenas de personas tanto en el Centro de Misión Control, las habitaciones aledañas a este donde hay más operadores de vuelo brindando apoyo, y todos los centros espaciales del mundo los que estamos dedicados a dar lo mejor de nosotros para que los que nos representan allá arriba puedan realizar su trabajo sin el menor percance posible.  No solo somos los operadores de vuelo los que estamos aquí a la orden, también son los técnicos, también los encargados del aseo que pasan todas las noches por nuestras consolas para mantener limpia nuestra área de trabajo, también lo son los guardias de seguridad, y los encargados de mantenimiento. Aunque nos falte el sueño, aunque dejemos de ver a nuestras familias por ese lapso de tiempo, aunque dejemos de ver a nuestros amigos, aunque cancelemos nuestras actividades cotidianas, aunque no seamos reconocidos como los verdaderos co-protagonistas de las misiones, estamos aquí al pie de la letra, en su mayoría por la gran pasión que tenemos por la exploración del espacio; aunque no andemos volando como los astronautas.  Aun así, ¡nuestro trabajo vuela y también nuestra imaginación!  Volamos con ellos por medio de las fotos y las imágenes que bajamos a diario desde el espacio, volamos con ellos por medio de las ondas radiales al comunicarnos con ellos, volamos con ellos cuando nos felicitan desde arriba por haber hecho un buen trabajo, volamos con ellos cuando los vemos en nuestras pantallas realizando experimentos y hablando en conferencias con personajes importantes como el Presidente Barack Obama, volamos todos con ellos!  Y es que no todos nacimos para volar físicamente, muchos preferimos trabajar tras bambalinas y hacer nuestro mejor trabajo para que brillen las verdaderas estrellas, los que están allá arriba.

Estoy feliz por esta oportunidad y cada vez que miro hacia atrás le sonrió a aquella niña que creció en un ciudad pequeña del centro de México en el Estado de San Luis Potosí y que se decía a si misma desde arriba de la azotea de su casa, de donde observaba las estrellas cada día: “Un día voy a volar allá”.  Y lo he hecho, con mi esfuerzo lo he hecho, lo he hecho por medio de mi trabajo, lo he hecho por medio de los que están en el espacio y que en realidad no pudieran hacer lo que hacen sin el esfuerzo y el trabajo de los que estamos acá abajo.    

Le dedico este vuelo a la bisabuela Susana que a sus 105 años no llega a comprender lo que hago en mi trabajo, pero si comprende la esencia de lo importante que es;  a mis abuelos Dorotea y Ernesto que me criaron como su hija desde chiquilla y que siempre creyeron en mis sueños, al tío Narciso y al tío Pedro que están en el cielo, a mi hija Sofía que a su corta edad alegra el final de los largos días de trabajo y a mi querido esposo Mike quien me ha apoyado enormemente en esta odisea.   Al resto de mi familia y amigos, gracias por escuchar mis experiencias a pesar de sonar como disco rayado y por seguir echándome porras de entusiasmo.


Gracias: A Papa Dios...



P.D. Los rostros de ciertos compañeros de trabajo han sido ocultados por razones de privacidad.

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